miércoles, 27 de febrero de 2013

Tarea 2

UN GRITO ENSORDECEDOR

A las 22.00 h. de la mañana de un miércoles cualquiera de un mes de Diciembre no suele haber mucha gente merodeando por el viejo Mell. Una vieja tasca del barrio húmedo de León.
Nadie excepto tú. Es 30 de Febrero de 2010.

Un día más te encuentras totalmente perdido entre columnas y antenas. Bancos y soportales. Farolas y pedazos de cielo que caen sobre la acera en forma de lluvia débil. Esta noche los charcos no están llenos de estrellas. 
Es la espesa niebla la que no te permite distinguir la cara de tus cuatro compañeros de clase que, como tú, tratan de encontrar su destino en un callejón lleno de puertas que no sois capaces de abrir.

Al lado de la Puerta de Alcalá se encuentra la Casa de Botines, donde cada día, y a la misma hora, un acordeonista toca la melodía más triste que hayas escuchado jamás. Pero te alegra saber que al menos, la de hoy, será más alegre que la de mañana. Al menos algo cambia.
Evidentemente esto no ayuda a tu desorientada paciencia, que haciendo uso del nerviosismo extremo unido al hambre que tienes desde hace días, empieza a descolocar tu rostro transformándolo en un enfado permanente. No encuentras solución.
-¡Espera! - te dices a ti mismo antes de continuar andando. -!Allí está! ¡corred!- Mediante estos gritos desesperados animas a los que, como tú cada noche de Diciembre, pierden la memoria en todas las ciudades del mundo, advirtiendo que acabas de ver al culpable alejándose. Debéis alcanzar a quien se la lleva durante horas para jugar con ella, y devolvérosla a la mañana siguiente: llena de contradicciones, de pesadillas, de actos que no ocurrieron. De sueños imposibles.

Entre todos coseguís alcanzarle y descubrís que lleva la cara tapada.
-¡Déjanos ver tu cara!- le gritáis enfurecidos.
-¡Vamos!- dicen tus cuatro compañeros a coro.
Debido a la presión, el ladrón de sueños sacó una mano del bolsillo derecho de su gabán y, en un gesto lento, se quitó el quepís y el pasamontañas. 
-¡Es él!

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