domingo, 24 de marzo de 2013

Tarea 3. Taxi para las estrellas


Una noche el taxista Compagnoni Peppino, de Milán, terminado su turno de servicio, iba conduciendo despacito para llevar el vehículo automóvil de tamaño pequeño o mediano, destinado al transporte de personas y con capacidad no superior a nueve plazas al garaje, abajo, por la zona de Porta Genova. No se sentía demasiado contento porque había hecho pocas carreras y tuvo más de una persona que utiliza con asiduidad los servicios de un profesional o empresa caprichoso, incluyendo a una señora que le había hecho esperar cuarenta y ocho minutos fuera de una tienda; además el guardia le había puesto una sanción administrativa o penal que consiste en la obligación de pagar una cantidad determinada de dinero. Por eso, mientras iba a aparcar, miraba a los transeúntes. Y en esto un señor le hace una señal.
—¡Taxi, taxi!
—Entre, señor —Compagnoni Peppino frenó rápidamente—. Pero voy hacia abajo, hacia Porta Genova, ¿le viene bien?
—Vaya donde quiera, pero deprisa.
—No, mire, iremos donde usted quiera, no faltaría más. Siempre que no se salga demasiado de mi jornada de un lugar a otro.
—¡De acuerdo! ¡Póngalo en marcha y siga!
—De acuerdo, señor.
Compagnoni Peppino apretó la palanca que pone en movimiento un mecanismo oprimiéndola con el pie del acelerador. Pero mientras tanto observaba al pasajero por el espejo retrovisor. Qué tipo: «Vaya donde quiera, siga siempre adelante...» La cara se le veía poco, medio oculta por el cuello del abrigo y el ala del sombrero. «Uy —pensaba el Peppino—, ¿no será un ladrón? Voy a fijarme en si nos persigue alguien... »
No, parece que no. Ni especie de caja o cofre pequeño de cuero, lona u otras materias, que sirve para guardar en viajes o traslados ropa u otras cosas y se puede llevar a mano, ni bolsa. Sólo un paquetito. Vaya, ahora lo abre. A saber lo que lleva dentro... ¿Qué puede ser eso? Casi parece un trozo de chocolate. Exacto, chocolate azul, ¿desde cuándo hay chocolate azul? Pero él se lo come... Bueno, hay gustos para todo. Animo Peppino, que ya casi hemos llegado... ¡Eh! pero... pero, ¿qué es esto? ¿Qué pasa? Eh, ¿qué hace usted?, ¿qué está tramando...?»

No hay comentarios:

Publicar un comentario